Las redes sociales están dañando en forma irreparable a Estados Unidos de América. Por Javier Miglino.


Las divisiones internas de los Estados Unidos están dañando en forma irreparable al país de la bandera de las estrellas y las barras. Esas divisiones fluyen a través de las cuatro tóxicas, tal como las definimos hace unos años en BSF; Twitter, Facebook, Instagram y WhatsApp.
Ya no se trata de izquierda o derecha, religión o ateísmo, woke o real. Se trata de que cada conversación tiene obligatoriamente dos sentidos y si esa conversación forma parte de las más de 1.000 millones de intercambios diarios en las redes sociales aludidas, terminará mal o peor.
Los estadounidenses están facilitando el trabajo. No se unieron ni siquiera ante una pandemia de covid-19 y eso ayudo a que haya cientos de miles de víctimas mortales más. 
Hay un claro incentivo para recompensar a las personas que fomentan la tensión. Y políticamente hablando, ser lo suficiente agresivo puede convertirte en presidente, no hay que olvidarlo, si no pregúntenle a Donald Trump.
En Estados Unidos es más probable ser tomado en cuenta para un cargo político si se actúa con retórica hacia una base ideológica de izquierda o derecha que ante un discurso objetivo hacia la clase media, por ejemplo.
Los medios de comunicación atraen más la atención cuanto más extremistas se muestran.
Estados Unidos ha matado a un presidente (John Kennedy), a su hermano,  precandidato, a Martin Luther King y a Malcolm X. Y todo continúa como entonces.
El propio Trump sufrió un atentado que buscaba matarlo. 
Es decir que la violencia no es nueva en el país pero sí hay que es nuevo: la violencia creada, fomentada y vitoreada en las 4 tóxicas. El nivel de daño que están produciendo esas 4 tóxicas en las sociedades de países europeos y latinoamericanos es clara. La violencia solo busca avanzar y crecer, matando en el camino; sueños, esperanzas e ilusiones.
Las 4 tóxicas atacan por igual a niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos. Todos contra todos. No hay forma de detener el daño ni de ponerle un freno. Por eso no es impensable que acaben dañando en forma irreparable a una sociedad, tal como ocurre mientras se escribe este informe en los Estados Unidos de América.
Dr. Javier Miglino
Experto en Derechos Humanos y Protección de la Niñez
Director Mundial de Bullying Sin Fronteras
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ORGANIZACIÓN MUNDIAL BULLYING SIN FRONTERAS